Niko Fincias, el joven piloto de Sestao que acelera hacia nuevos retos

Niko Fincias, junto a sus coches de carcross y karting

Con la pasión y el esfuerzo por bandera, se prepara para dar el salto desde el karting al carcross, un exigente desafío ante el que no pierde su principal ilusión: “Quiero seguir divirtiéndome compitiendo con mis amigos”

A los tres años, mientras muchos niños apenas comenzaban a montar en bicicleta con ruedines, Niko Fincias ya daba sus primeras vueltas en un kart. Todo comenzó como un regalo de Olentzero, pero hoy, con apenas 14 años, su vida gira en torno al automovilismo. “El Olentzero me trajo un kart y, poco a poco, fuimos entrenando hasta los 5 años y, finalmente, pude hacer mi primera carrera en el campeonato cántabro en el circuito La Roca”, recuerda Niko. Desde entonces, este joven de Sestao no ha parado de crecer en un deporte tan exigente como apasionante. Lo que más le gusta, dice, es “los días de carrera, que me junto con muchos amigos y lo pasamos genial”. Aunque no todo es diversión. También hay sacrificios: “Lo más duro son los viajes de 5 y 6 horas para ir a correr a otras provincias”.

Su rutina está marcada por los entrenamientos en el circuito de Masquekarting, en Villarcayo. Aunque hay rivales que se desplazan a los trazados desde el jueves para preparar las carreras, en su caso el colegio es sagrado: “Mi aita nunca me ha sacado antes del cole para ir a correr, salgo el viernes y nos vamos donde nos toque”.

En su corta pero intensa trayectoria, ya ha cosechado logros destacados. Ha subido al podio en distintas categorías, desde alevín hasta júnior, y guarda en la memoria momentos especiales, como aquel en el que compartió semifinal con su amigo Adrián: “Hicimos 2º y 3º, pero en la final me dieron un golpe en las primeras vueltas. Hubiera sido bonito quedar 1º y 2º”.

Del asfalto a la tierra

Ahora su carrera dará un salto: del karting al carcross. “Es un paso muy grande. El kart es asfalto y el carcross se corre en tierra. Al principio entrenaremos mucho, luego haremos slalom y si me adapto bien, montaña”, explica. Su nuevo vehículo, un LaBase SX01 con motor de 600cc y 125cv en 340 kilos, alcanza velocidades de hasta 170 km/h sobre tierra. Tiene suspensiones de 3 vías y caja de cambios secuencial. Es muy diferente a su actual Tonykart con motor Iame X30 de 125cc, automático y que desarrolla unos 34cv y roza los 120 km/h.

Su padre, Andoni, ha estado a su lado desde el primer día. Vive con orgullo el esfuerzo de su hijo, pero también es consciente de las dificultades. “En Euskadi no hay carreras de karts para los jóvenes y debemos desplazarnos fuera para competir. Es muy duro, se involucra toda la familia y es una lástima que la federación aquí no haga nada por ello”, lamenta. Y es que el automovilismo resulta un deporte caro y con escaso apoyo institucional. “Debemos buscar patrocinadores. Ahora mismo contamos con Carrocerías La Estación, Automóviles Gálvez, R.tech, Circuito La Roca, la Federación Cántabra y el bar restaurante Edur Mendi. Nos gustaría que si alguna empresa está interesada en ayudarnos, se pusiese en contacto”.

Para Andoni, ver a su hijo pilotar es una lección de vida: “Esto no solo es un deporte. El nivel de concentración que debe tener le hace ser muy exigente, y eso le ayuda a crecer como persona. Él marca su ritmo y le hace exigirse más, y yo disfruto viéndole hacerlo”.

Niko Fincias aún es muy joven, pero posee una pasión que acelera más que cualquier motor. Su meta va más allá de los podios: “Quiero seguir divirtiéndome con mis amigos, y mi sueño sería correr una carrera con mi padre”.